lunes, 23 de abril de 2012

Así no D. Mariano


El las pasadas elecciones generales del 20 de noviembre dimos una amplia mayoría a la candidatura presentada por el Partido Popular, en la persona de D. Mariano Rajoy Brey.  Venía respaldado por las anteriores elecciones regionales con una gran mayoría, haciendo que el mapa de España se vistiera de azul, salvo pequeñas excepciones, las de siempre, como viene siendo habitual.
 La gran mayoría de españoles, cansados de ocurrencias, corruptelas, separatismos, latrocinios y sectarismos, puso sus esperanzas en Don Mariano y su partido, en la confianza de que éste regeneraría las instituciones y comenzaría a darle la vuelta al caos en que nos han metido las ocurrencias del anterior Gobierno Socialista.
Pasados estos tres primeros meses, el actual Gobierno, ha tomado algunas iniciativas en la dirección acertada a fin de encauzar la bases para comenzar a crecer.  Pero la economía no es, en si, el único problema que padecemos.  Me atrevería a asegurar que la situación económica es la consecuencia de una mala estructura del Estado, de un intervencionismo galopante y de la nula voluntad de dejar la iniciativa a la sociedad civil.
El problema reside en unas estructuras desproporcionadas al tamaño de nuestro país.  Las dichosas comunidades autónomas, que han hecho crecer el gasto de manera imparable.  El número desorbitado de funcionarios públicos, cargos, coches, organismos públicos y sus adláteres, eso es un costo añadido que hace que nuestras empresas tengan que soportar unas cargas impositivas del todo desproporcionadas, haciéndonos incompetentes y bajando la productividad del país.
Las soluciones, hasta ahora, puestas en marcha, no han atacado el problema estructural, la disminución del Estado y menos aún han quitado las miles de empresas públicas que restan productivad y competencia a España frente a sus socios europeos y occidentales.
Siguen viviendo de las subvenciones cientos de organismos que no producen, que no tiene sentido en la actualidad, véase, partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, empresas públicas y Ong’s de todo pelaje.
Y Sr. Rajoy, para comenzar a producir hay que incentivar, vía eliminación de cargas, a aquellos que  quieren emprender cualquier actividad.  No existe otra vía que la de aligerar la cantidad de impuestos, trámites, pérdidas de tiempo y competencia desleal del Estado.
Es hora de entrar en el actual siglo, dar paso a la sociedad civil y minimizar las cargas de este Estado de 17 mini estados que se creen estar por encima del bien y del mal.
Por otro lado, esperamos de Vd. que no pase página con las irresponsabilidades que el anterior Gobierno tuvo y que gastó de nuestros bolsillos 90,000 millones de euros, sin que hasta el momento sepamos, ni en qué, ni con que finalidad, ni nada de nada.  Parece que ser que esto a Vd. y su Gobierno no les preocupa.  El dejar pasar estos comportamientos, a ustedes los deslegitima y les hace responsables, ni no, cómplices de tal latrocinio, pues pensamos que unos a otros os cubrís las espaldas.
Tenga Vd. valor, dado que le hemos dado la mayoría suficiente para ello, y empiece a meter la tijera de verdad a todo aquello que nos lastra y nos ancla en siglos ya pasados.  Corte las subvenciones, achique el Estado de las autonomías y ganará en crédito y en simpatías, no solamente en nuestro país, sino de cara a una Europa que nos está pidiendo a gritos ser más sensatos.  La prima de riesgo no es otra cosa más que eso, la respuesta del mundo a la timidez de sus decisiones hasta ahora.
Por otro lado han de promover la suficiente comunicación, nula hasta el momento.  No se les ve en las redes sociales, donde puede hacerse una idea de por dónde va el ciudadano y al cual le debe Vd. su responsabilidad actual, y al que le debe dar Vd. explicaciones y orientación.  Parece que teman el contacto con quienes le hemos respaldado a Vd y a su proyecto, lo que nos hace sentir abandonados y olvidados, por más que “utilizados”.  Entérese de que los tiempos han cambiado y que el pueblo, ni es ignorante, ni es tonto.

Hasta cierto punto podemos comprender que las propuestas de reformas acometidas por el actual Gobierno de Mariano Rajoy, no puedan acometerse en tan corto periodo de tiempo como el transcurrido desde su investidura.
No obstante, las ya acometidas, son a mi juicio, cortas y poco ambiciosas.  La reforma del Mercado de Trabajo, como la nueva ley de transparencia,  dan una de cal y otra de arena.  El asunto, en el fondo de los problemas, no es tanto la transparencia o la agilización del Mercado de Trabajo, como el tremendo peso impositivo que sufre la sociedad española debido a la superestructura del Estado.
Tampoco sería demasiado ese gran peso impositivo, si el Estado cumpliera con sus obligaciones y las leyes y normas que él mismo se ha dado.  Han olvidado que éste, el Estado, se mantiene gracias a la riqueza producida por sus ciudadanos y ha de ajustarse a tales ingresos.
El tan manido ejemplo de administrar el Estado como se administra una familia, es utilizado por unos y otros en su teoría, pero a la hora de la verdad, seguimos manteniendo los mismos gastos y nivel de vida que cuando la riqueza producida lo medio justificaba.
Cuando en una familia entran 1500 €, no se puede tener una hipoteca de 900 €, dos asistentas en el hogar, y un Audi esperando en el garaje y pendiente del pago mensual de su letra.  No tocamos realidad y no estamos dispuestos a renunciar a los lujos y gastos de otros tiempos alegres.  Y éste es el fondo de la cuestión, que los “jefes de la familia”, no se han enterado de la situación y si lo han hecho, le piden los esfuerzos al pan de los hijos, sin renunciar, ni al Audi, ni a las asistentas del hogar, ni a la hipoteca desmesurada.  Es más, le quitan a los hijos sus ahorros para poder mantener ese falso status.
¿Cómo podemos crear riqueza?, la respuesta es fácil, trabajando.  Pero el hijo que se siente expoliado por sus padres, dice que nones, que trabaje él y se pague sus fastuosos gastos desproporcionados.
Hoy seguimos esperando que el Estados y sus Instituciones cumplan con las leyes y paguen puntualmente los servicios que les prestamos y sobre los cuales tenemos que adelantarles los correspondientes impuestos, mientras hay que esperar años a que nos sean abonados dichos servicios.
Esta situación no hay país o familia que lo soporte, porque vivir del préstamos llega un momento que nos asfixia sin solución de continuidad.
Así pues, las reformas acometidas, han ido contra aquellos que crean la riqueza y mantienen al Estado, sin que éste ponga coto a la cantidad de gastos que nos hacen insostenible el funcionamientos del país.  Véase las subvenciones a toda clase de parásitos que nada solucionan y a nadie sirven, más que a sus propios intereses, que son vivir a costa de los demás, sin aportar, ni generar nada a cambio, más que conflictividad y sectarismo político.
El jefe de la familia ha de poner orden en la misma, y sus 17 hijos, que son también familia, han de acomodarse a los ingresos que entran en la misma,  en caso contrario, cada cual irá por su lado creyéndose más que los padres que los engendraron.
Así pues, D. Mariano, no se confunda, han de acometer el ajuste de la estructura del Estado, acomodarla a las circunstancias actuales y dejar de gastar en lo que no se debe mantener.  Son muchas las partidas a quitar del presupuesto, son muchos los correctivos que hay que dar a los “hijos” si queremos que la familia siga adelante y llegue al éxito y al equilibrio.
Mucho menos Estado y más sociedad civil, que la fin a ala postre, es la que mantiene al mismo.  No nos haga soportar más cargas  a fin de mantener unos privilegios fuera de lugar y del todo exagerados.
Tenga valor y ponga a cada cual en su sitio, empezando por Vd. mismo y su partido, quite las subvenciones, las televisiones públicas, las empresas públicas y los gastos superfluos, esta situación no da para más y los vecinos, “mercado” se lo está diciendo a gritos.


Antonio Valdivia

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