lunes, 23 de abril de 2012

El Gobierno da por roto el diálogo con el PSOE


ASUME QUE NO TENDRÁ AYUDA



23 ABR 2012 | DIEGO CAMPO.
Fuentes populares creen que la actitud del líder socialista es “fruto de su debilidad interna”.

El abrazo del oso, por Josep Maria Francàs Porti

Con idéntica rapidez a la que ha empleado el Gobierno para poner en marcha su programa de reformas, las relaciones entre el Ejecutivo y la oposición se han ido deteriorando hasta un punto actual de ruptura práctica, con las vías de comunicación obstruidas. El contexto en el que se ha producido el distanciamiento es el de la renovación de los órganos constitucionales, “paralizado” por los socialistas, según fuentes populares, de forma deliberada.
Y el desencadenante, el escarnio público del presidente Rajoy a Alfredo Pérez Rubalcaba respecto a su escaso ánimo negociador, al aludir de forma velada a un encuentro privado en La Moncloa el mes pasado.
La situación es tal que dirigentes populares reconocen no tener “ninguna esperanza” en que la actitud del PSOE cambie y se avenga a la negociación sobre las muchas cuestiones que el Gobierno aún tiene que afrontar. Explican que Rubalcaba interpreta un papel inflexible “fruto de su debilidad interna” e insinúan que destacados socialistas que en su día le prefirieron por delante de Carme Chacón para la Secretaría General del partido sienten ya “una profunda decepción” con el liderazgo que está ejerciendo. “Creían que era un candidato con más sentido de Estado del que está demostrado”, aseguran dichas fuentes.
HostilidadPara los populares, el colmo de la impostura mantenida por Rubalcaba hasta la fecha se escenificó en la votación de la Ley de Estabilidad Presupuestaria, que los socialistas rechazaron tras haber pactado, bajo la Presidencia de Zapatero, con el PP. En filas del Gobierno la negativa fue acogida como un signo inequívoco de hostilidad y, no en vano, fue mostrada públicamente tanto por el presidente como por su número dos en el Gabinete al afirmar que la voluntad de pacto “se muestra pactando”.
De igual forma, la posición adoptada el pasado viernes por los socialistas europeos respecto a la votación sobre YPF en el Parlamento comunitario reforzó al Gobierno y al PP en su visión de que el PSOE ha renunciado a la autoproclamada “oposición responsable”.
No obstante, la sensación de irresponsabilidad de la oposición por parte del Gobierno es incluso previa a la muestra pública de esa falta de sintonía. En las últimas semanas, han sido varias las ocasiones en las que Rajoy ha pedido a los suyos “determinación” para defender la tarea ejecutiva, hasta el punto de reconocer que tanto su Gabinete como el PP están solos en la tarea política que afrontan, pero que dicha situación no les preocupa.
Así lo manifestó el presidente por dos veces en una semana en las reuniones de la Ejecutiva popular y del órgano de dirección del partido en Andalucía, un acto que sirvió, además, para arropar a Javier Arenas y lanzar un mensaje interno.
Ante esa postura, el Gobierno no ha dejado escapar oportunidad para mostrar públicamente su falta de aprecio al modo en que los socialistas ejercen de oposición. El anuncio acerca de RTVE realizado por la vicepresidenta Santamaría el viernes incidió en la posición de bloqueo que a su juicio ejercen desde filas socialistas.
El escenario de la confrontación está remontándose, también, a épocas precedentes. Desde el PSOE se critica la falta de comunicación que el Ejecutivo ha demostrado con ellos en momentos críticos como la escalada de la prima de riesgo por encima de los 440 puntos o la crisis comercial con Argentina tras la expropiación a Repsol de YPF.
DesconfianzaPor parte gubernamental, se ataca el flanco de la responsabilidad de Rubalcaba después de que anunciara que no habrá más reuniones “discretas” con el presidente, destacando que mientras Rajoy estuvo en la oposición, no rechazó ni una sola de las convocatorias que le realizó Zapatero. A todo ello se suma una reflexión extendida en el Ejecutivo por la que la amplia victoria electoral del pasado mes de noviembre se traduce en un mandato claro de los ciudadanos para que acometan la tarea de sacar a España de la crisis sin vacilaciones.
Como consecuencia, las llamadas al diálogo han disminuido significativamente desde ambas partes. Aun así, todavía se escuchan voces –como la del presidente extremeño José Antonio Monago– que llaman a la reedición de unos Pactos de La Moncloa que permitan afrontar la recesión desde la unidad política de los dos principales partidos.
Un llamamiento que, a día de hoy, es pura retórica y que el debate sobre Presupuestos que acontecerá esta semana en el Congreso se encargará de acreditar como imposible.

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