domingo, 1 de abril de 2012

Amnistía fiscal por Antonio Miguel Carmona

Carta del Director


Colmo de la impostura, incoherencia mayor en un gobierno, falta de seriedad, mentira generalizada, fraude electoral, son calificativos que se quedan cortos tras conocer que el Gobierno de la Nación va a presentar una amnistía fiscal después de criticar a todo aquel que se atreviera a hacerla

Según consta a DiarioProgresista.es, Mariano Rajoy escuchó con claridad el consejo de Monti de llevar a cabo una amnistía fiscal. Ya le había dicho Juan Rosell, presidente de la CEOE, meses antes, que debía presentar una amnistía fiscal para las empresas.

El planteamiento cayó como una losa sobre el círculo más cercano del presidente. Por un lado, se trataba de una medida a todas luces injusta: perdonarle a los defraudadores y a los evasores. Por otro lado, recordó una de las mujeres más influyentes de su gobierno, otra compañera, María Dolores de Cospedal había criticado con vehemencia el rumor (falso) de que el gobierno socialista iba a presentar una amnistía fiscal.

Pero Rajoy pensó en Monti quien le dijo a las claras del éxito de los cuatro o cinco escudettos que habían presentado en los últimos años en Italia, los dos últimos de Berlusconi en 2001 y 2003 y por los que había obtenido 100.000 millones de euros.

Pronto Rajoy le comentó a uno de sus allegados que, al tiempo que presentaba la amnistía fiscal, a ser posible en el Consejo de Ministros de hoy viernes para aprovechar el silencio de Semana Santa, o en fechas posteriores, tenían que hablar con la prensa de la derecha para "echar la culpa a los socialistas" y "recordar las amnistías fiscales de estos". Sin saber que la amnistía fiscal de Boyer en 1984 o la de Solchaga en 1991 se debían a condiciones bien distintas, no existía la Agencia Tributaria que ahora existe y aún pervivía el secreto bancario.

Se trata de tirar la toalla. De dejar por los suelos la Inspección. De olvidar los mínimos principios morales a cambio de liquidez, incapaces de hacer las cosas bien, sin confiar en la Administración y en sus funcionarios.

Es el primer resultado de haber contraído la economía subiendo los impuestos directos a las clases medias y a los trabajadores. Es la primera consecuencia de no saber reformar el sistema financiero. La consecuencia también de una reforma laboral lesiva a los trabajadores y a la demanda.

No llevan cien días, cierto, y ya es el peor gobierno de la democracia.

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